
¡Hola! Hoy os confieso que me gusta conducir, solo porque
puedo disfrutar de un placer culpable: relajarme por rutas paisajísticas (o
incluso entre el tráfico urbano), pensando en mis cosas y mientras escucho un
poco de cultura musical sintonizando Radio 3, Rock FM o Los 40.
Lo sé. Qué disparidad de gustos radiofónicos. Rock FM es
para tener al alcance de mis oídos un poco de rock and roll nostálgico con Led
Zeppelin, los Ramones o un más melódico David Bowie, si se le puede llamar
melódico.
Con Radio 3 me pongo al día con grupos más actuales y
descubrimientos tan placenteros como Morgan, Viva Suecia o Izal; si bien, de
vez en cuando te ponen estilos musicales como el latin rap, un poco impensables
para mí.
Y acudo a Los 40 o cualquier otra emisora que pueda poner un
poco de música disco y más popular, y que les gusta a los jóvenes, para ponerme
al día. Luego me hablan de hits como Ariana Grande, Lo malo de las chicas de OT
o lo último de Taylor Swift o Beyoncé, y claro no me entero.
En fin, volviendo a la nostalgia, reconozco que también soy
de la vieja escuela de Madonna, de los Beatles, de Alphaville, e incluso de Depeche Mode. Y
fan de monstruos como los Rolling Stone, U2, AC&DC o Nirvana, Oasis o Pearl
Jam. Pero, mi oído es terrible porque tampoco me quiero olvidar de ídolos
ocultos como Pink, SIA o Rihanna... ¡Pero, qué queréis que os diga! El universo
del FM no tiene límites, y de ahí mi arcoíris musical.
Y ahí me tenéis: al volante, con la radio de fondo, cantando
a gritos hasta la muerte, y a veces piso menos el acelerador para tardar más
porque hay una canción que me gusta demasiado y tengo que escucharla hasta el
final (menos mal que los coches actuales están bien insonorizados).
Eso sí. Sola. Como vaya con el esposo, olvídate de poner la
radio a tope, de cantar porque si no él no escucha la música (sólo mis
desafines), y de estar todo el rato, ¡no, por favor! ¡Esta me encanta!
¡Hasta mañana!