¡Hola! Voy a poneros en situación. Estoy dotada de una
cabellera, escueta y caprichosa, y rubia, rubia ceniza con canas sin esperanza
de remisión.
Mis cuatro pelos se deben a la herencia de mi madre pues mi
padre ha sostenido siempre el toisón de la abundancia cabellil para envidia de
todos, y eso que se ha pasado toda su vida en un estado de ansiedad similar al
de John Nieve en Juego de Tronos.
Claro está que eso sí le ha pasado factura a los dientes.
Hoy luce una sonrisa satisfecha de las más caras. Eso sí, ningún tipo de postizo
ha venido a perturbar su inquietante consistencia de pelo. ¿Habrá hecho un trato con José Mercé? Tenemos un consejo de
familia en breve para sopesarlo.
Volviendo al tema que me ocupa. Mi cabello, compañero de mi
vida disoluta, nunca ha visto los colores. Siempre he sido rubia. Nací rubia y
cuando con la edad el pelo comenzó a oscurecerse llegando un momento en que de
rubia pasé a castaña dorada, tomé la determinación de ser desesperadamente rubia,
embarcándome en todo tipo de aventuras amoniacales con suma terquedad (tintes,
reflejos, mechas…)
Para compensar esta blonda monotonía, pasé revista a todos
los cortes del arcoíris. Largo y lacio en los años 70, corto con permanente (anticipándome
a la rubia Julie Parrish,
protagonista de la serie V) en los años
80, corte midi por los hombros con infinidad de capas (había decidido que quería
ser Tina Turner) en los años 90…
Entonces, un día, descubrí a Babyliss, y me olvidé de los
rulos. Es increíble lo que se puede conseguir con unas planchas y pinzas.
Alisados japoneses, rizos menudos, ondas surferas… creo que me quitan ¡hasta
cinco años!
El caso es que ya me he hecho mayor y los cambios en el
aspecto y lo que tiene que ver con el cabello son cada vez menos atrevidos. Ya
estoy a gusto con el corte que llevo. Mi exigua cabellera estaba agotada así
que era el momento de asentarse con un corte por los hombros, puntas onduladas
y mi característico rubio ceniza.
Creo que mi pelo está ahora muy contento pero no quiero
gozar mucho de esta alegría, no vaya a ser que sienta la fuerza para arrojarme a
un poco de cambio en el color…
¡Que me cuesta ser fiel a
mí misma!
¡Hasta mañana!
Imagen superior: Ilustración
de moda "Flores y tul", de Emily Brickel vía Etsy (21,63€)